¿Quién era el patrón de Bello Antioquia?
Hugo Albeiro Quintero, más conocido como el patrón de Bello es
un reconocido zar del transporte heredero del narcotraficante Pablo Escobar
Gaviria y que contaba antes de su captura en el 2008 con un ejército privado de
escoltas, que aun cuidan sus instalaciones de la empresa Bellanita de
transportes, y otros tantos que hacían parte de su esquema de seguridad
personal. A dicho personaje se le relaciona con innumerables crímenes, incluso
algunos cometidos en contra de hombres que hacían parte de su propio esquema de
seguridad. Sus relaciones con estructuras paramilitares eran demasiado
evidentes, y su doble faceta como empresario de día, y de narcotraficante y
criminal de noche le hicieron con el apodo del “Patrón de Bello”, pues era
quien controlaba quizás la mayor parte de las estructuras criminales que operaban
en los barrios de este municipio, y no se movía allí una hoja sin que él se
diera cuenta.
Su control era tal, que tenía a su servicio no solo la
alcaldía manejada por los Suarez Mira, sino también a la policía, ejército y
otras instituciones incluso de alcance departamental.
¿Cómo inculcar valores en una sociedad apoderada del miedo?
Es común en este municipio, aun después de destapada la olla
podrida de los Quintero y los Suarez Mira, ver el desasosiego en las caras de
la gente, y un miedo cómplice que hace que callen y no aparezca la totalidad de
la verdad, pues aquellos criminales aún tienen lazos de poder, que posiblemente
permanezcan allí por muchos años. Es difícil para un padre o una madre ponerse
de frente y rechazar lo que no es correcto cuando sabe que está en peligro su
vida y la de los suyos, y por el contrario, lo que mejor puede enseñar es a
callar y seguir adelante. Es allí donde la vida misma a veces está por encima
de la ética y la moral. La mayor parte de los habitantes de esta hermosa tierra
son complices silenciosos de aquellos criminales que aun operan en los barrios
de este municipio, pero no por que estén de acuerdo con el actuar de aquellos
delincuentes, sino por el temor de recibir repersalias, y otros tantos porque
se benefician directa o indirectamente de los negocios asociados a estas
estructuras.
La figura pública de un hombre honorable y generoso
Es común en nuestro país crear la figura de una persona
generosa por medio de actividades de caridad, lo cual al mismo tiempo le
permite crear una base social de apoyo y respaldo, que le sirve como escudo y
cortina de humo frente a la cara real de sus actividades, es así como estas
personalidades logran impactar positivamente los medios de comunicación,
haciendo que cubran sus actividades aparentemente bondadosas, y al final de
cuentas poniéndolos a su servicio.
La cultura del mafioso, del fletero, de la prepago, del
narco y del patrón terminan por lograr su objetivo, pues desde la escuela los
niños sueñan con tener tanto como aquellos personajes, sus carros, motos,
escoltas, armas, lujos y poder. Esta una cuestión de alta complejidad, pues
cada día se le inculcan menos valores a aquellos ciudadanos del futuro, se les
enseña menos ética y se les muestran más novelas donde los narcos son
divertidos y ganadores.
Valores perdidos en la sociedad
Es peligroso ver una nueva sociedad avocada a conseguir
dinero sin importar las consecuencias, pues creemos que la felicidad está en
alcanzar un objetivo a cualquier precio. Es aquí donde quiero resaltar a una
frase del famoso Dr. Roberto Pérez en su conferencia Ideal y Misión “Cuando por
tener más dejo de ser mejor persona la sociedad se destruye, cuando por
priorizar la cantidad pierdo la calidad la persona y la comunidad se destruyen,
si los valores están en función de los intereses la sociedad se destruye, pero
cuando sucede lo contrario la comunidad crece… En la vida se debe tener buenas
ambiciones, pero grandes aspiraciones, es decir, poner los intereses en función
de los valores.”
A veces es más importante sentirse satisfecho al hacer las
cosas con esfuerzo para lograr un objetivo, que lograr el objetivo en sí mismo.
Un ejemplo claro lo podemos ver en nuestra universidad, pues se siente muy bien
cuando logramos ganar un curso con esfuerzo, cuando sabemos que de verdad
estamos aprendiendo, contrario a cuando tomamos una copia exacta de internet, y
la hacemos pasar como producción propia. En ambos casos podemos lograr el
objetivo, el cual es ganar el curso, pero de seguro será más gratificante saber
que nos esforzamos, ese es el secreto de la felicidad.
Es difícil analizar la situación de un sinfín de personas
que pueden vivir al interior de nuestro hermoso municipio, pero de seguro, que
si comenzamos a formar a las personas en valores, en poner lo cualitativo por
encima de lo cuantitativo, en enseñar a poner los intereses en función de los
valores podremos tener una nueva sociedad mas justa.